EE.UU., Reino Unido y Francia aprueban ataques ucranianos a Rusia
Biden, tras meses de resistencia, autoriza ataques ucranianos con misiles de largo alcance sobre territorio ruso, generando alarma ante un posible escalamiento bélico y el riesgo de implicaciones globales.
EE.UU., Reino Unido y Francia aprueban ataques ucranianos con misiles de largo alcance sobre territorio ruso
En un giro que marca un cambio significativo en la política internacional y ha despertado alarmas sobre el riesgo de escalada hacia una tercera guerra mundial, Estados Unidos, Reino Unido y Francia autorizaron al gobierno de Ucrania a lanzar ataques con misiles de largo alcance sobre territorio ruso. La decisión, publicada inicialmente por The New York Times, revela que el presidente estadounidense Joe Biden, tras meses de negarse a permitir esta ofensiva en territorio internacionalmente reconocido como ruso, finalmente dio luz verde para que las fuerzas ucranianas actúen en áreas controladas por Rusia, utilizando misiles de fabricación estadounidense. Esta autorización se produce en un momento delicado, cuando la comunidad internacional observa con cautela las implicaciones de una guerra que amenaza con involucrar a más actores globales.
Un cambio de postura y de estrategia militar
Según The New York Times, que cita a fuentes internas familiarizadas con la decisión, el cambio de postura de Biden responde a una estrategia destinada a enviar un mensaje a Pyongyang, cuyo apoyo a Moscú se ha intensificado en los últimos meses. Fuentes estadounidenses, citadas por el medio, indicaron que uno de los objetivos de esta autorización es desalentar el despliegue de tropas norcoreanas en territorio ruso, especialmente en la provincia de Kursk, donde se sospecha que podría haber fuerzas norcoreanas colaborando con las tropas rusas. En palabras de estos funcionarios, el ataque busca «demostrar a los norcoreanos la vulnerabilidad de sus fuerzas y disuadirlos de enviar refuerzos».
Sin embargo, el medio estadounidense señaló que el gobierno de Biden no considera que estos ataques alteren de forma fundamental el curso de la guerra entre Moscú y Kiev. En lugar de un cambio total de estrategia, la decisión representa más bien un ajuste en la táctica estadounidense, permitiendo que Ucrania golpee puntos estratégicos en un intento por reducir el apoyo internacional que Moscú recibe. Esta autorización, interpretada por analistas como una medida de presión indirecta sobre Rusia, también envía un mensaje firme a sus aliados: el apoyo a Ucrania se mantendrá, incluso ante el riesgo de escalada.
Preocupaciones sobre los misiles ATACMS
Un informe adicional de Reuters confirmó los planes de Ucrania para utilizar los misiles de largo alcance ATACMS, diseñados y fabricados en EE.UU., y con un alcance de aproximadamente 300 kilómetros, lo que les permitiría llegar a varias áreas estratégicas en la región occidental de Rusia. No obstante, debido a la necesidad de garantizar la seguridad de la operación, las fuentes de seguridad no detallaron qué objetivos serán atacados ni la fecha precisa en que se llevarán a cabo estas acciones militares.
Los misiles ATACMS han sido una herramienta militar codiciada por Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en 2022. Esta arma proporciona a las fuerzas ucranianas la capacidad de impactar objetivos rusos en áreas alejadas del frente de batalla, lo que incrementa las posibilidades de debilitar infraestructuras clave y cadenas de suministro de tropas rusas. Sin embargo, esta capacidad también representa un riesgo latente de escalada, pues el uso de misiles de largo alcance sobre el territorio ruso podría ser interpretado por Moscú como una amenaza directa a su soberanía y seguridad nacional.
Reacciones y preocupación internacional
La decisión ha generado una serie de reacciones tanto en Europa como en el resto del mundo. Mientras algunos ven en este movimiento una medida audaz para frenar la influencia rusa, otros lo consideran una apuesta arriesgada que podría derivar en una escalada incontrolable del conflicto. Analistas internacionales han advertido que esta autorización es una línea roja que podría intensificar aún más la guerra, llevándola más allá de los límites de Ucrania y Rusia y arriesgando un enfrentamiento directo entre la OTAN y Moscú.
Algunos expertos en seguridad han señalado que esta medida de Estados Unidos, junto con el apoyo de Francia y el Reino Unido, podría ser interpretada por Rusia como una amenaza directa. En respuesta, el Kremlin podría tomar represalias con ataques de mayor intensidad sobre Ucrania o incluso responder con operaciones encubiertas en otros países que apoyan a Kiev. A pesar de que hasta el momento Rusia no ha confirmado la presencia de tropas norcoreanas en Kursk, cualquier ataque en esta región podría desencadenar nuevas tensiones diplomáticas entre Moscú y Pyongyang, además de agravar la situación con Occidente.
Un conflicto en expansión
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, la comunidad internacional ha sido testigo de una escalada continua en el suministro de armamento a Ucrania por parte de Estados Unidos y sus aliados europeos, en un intento por equilibrar la balanza en favor de Kiev. Sin embargo, el uso de armas de largo alcance para atacar territorio ruso es un paso inédito en el conflicto, y marca un punto de inflexión en la postura de Occidente. Ante esta nueva fase de la guerra, la preocupación sobre la posibilidad de una escalada hacia un conflicto global es cada vez más palpable.
Este cambio en la política de EE.UU., Reino Unido y Francia refleja la creciente determinación de Occidente para impedir que Moscú gane terreno en Ucrania, aunque sea a costa de poner en riesgo una confrontación directa. A medida que se desarrollen los próximos acontecimientos, la comunidad internacional seguirá de cerca las repercusiones de estos ataques y sus consecuencias en el tablero geopolítico global.