China y EE. UU. relanzan diálogo por tierras raras en Londres
China y EE. UU. relanzan diálogo por tierras raras en Londres: una negociación estratégica para la era tecnológica
LONDRES – En un intento por desactivar una creciente tensión geoeconómica, Estados Unidos y China reanudan este lunes en Londres sus negociaciones comerciales, con el foco puesto en las tierras raras: un grupo de minerales estratégicos imprescindibles para la fabricación de tecnología avanzada, equipos militares y sistemas de energía renovable.
La cita, celebrada en suelo británico como espacio neutral, es el primer encuentro cara a cara de alto nivel desde que ambos gobiernos endurecieron controles cruzados a las exportaciones de materiales sensibles. El diálogo fue posible tras una llamada telefónica la semana pasada entre los expresidentes Donald Trump y Xi Jinping, gesto que, aunque simbólico, abrió una rendija para la distensión.
¿Por qué las tierras raras son tan importantes?
Aunque el término “tierras raras” suena exótico, se refiere a 17 elementos químicos que son hoy esenciales para la economía del siglo XXI. Se usan en smartphones, vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, misiles teledirigidos y computadoras cuánticas.
China no solo posee las mayores reservas conocidas, sino que también domina más del 70% de la extracción global y más del 85% de su procesamiento, lo que le otorga una ventaja estratégica decisiva. EE. UU., por su parte, depende de ese flujo para sostener industrias clave, desde Silicon Valley hasta el Pentágono.
En respuesta a esa dependencia, Washington ha buscado diversificar sus fuentes, reactivar minas nacionales e impulsar acuerdos con países aliados como Canadá, Australia y algunos estados africanos. Pero esos esfuerzos aún no alcanzan la escala necesaria para reducir la vulnerabilidad estructural.
De la competencia comercial a la confrontación estratégica
Las restricciones impuestas en 2023 por EE. UU. a la exportación de chips de inteligencia artificial y maquinaria de litografía encendieron alarmas en Pekín, que reaccionó limitando la salida de galio y germanio, dos metales críticos. Ahora, el foco se ha desplazado hacia un espectro aún más sensible: el control y acceso a las tierras raras.
Para muchos analistas, este pulso no es solo económico, sino geoestratégico. El dominio de materiales clave puede inclinar la balanza del poder global, y tanto Washington como Pekín lo saben. Según el geopolitólogo Bruno Maçães, “la competencia por los minerales críticos es la nueva Guerra Fría, pero más silenciosa y profundamente interdependiente.”
Londres, terreno neutral para una agenda delicada
Las negociaciones en Londres serán encabezadas por delegaciones técnicas con respaldo político directo. Está previsto que se discutan temas como mecanismos de transparencia en exportaciones, cooperación en investigación y desarrollo, y un posible protocolo de emergencia ante disrupciones de suministro.
Reino Unido, en su papel de anfitrión, también busca posicionarse como mediador en un tablero donde Europa es, al igual que EE. UU., altamente dependiente de las tierras raras chinas. La presencia de observadores europeos refuerza la dimensión multilateral de esta negociación.
Un diálogo con bajo perfil y altas expectativas
Aunque no se esperan anuncios inmediatos, diplomáticos consultados por Financial Times señalan que esta reunión busca evitar una escalada mayor, sobre todo en un año donde los conflictos por chips, ciberseguridad y control de patentes ya tensan la relación bilateral.
La conversación podría allanar el camino para un encuentro presidencial en el G20, previsto para octubre en Estambul, donde ambos países analizarán el estado de su competencia estratégica y buscarán puntos de convergencia.
El nuevo mapa de poder se dibuja en minerales
Más allá de los titulares, el trasfondo de esta cumbre comercial es claro: quien controle los minerales estratégicos controlará la próxima revolución tecnológica.
En un mundo que avanza hacia una economía descarbonizada, automatizada y digitalizada, las tierras raras ya no son un tema secundario de minería, sino el corazón de una batalla global por la autosuficiencia, la innovación y el liderazgo del siglo XXI.
Londres, esta semana, se convierte en el escenario donde ambas potencias buscan evitar que esa batalla se transforme en una ruptura irreversible.